Era casi perfecto, sensaciones inimaginables, sonrisas flotando en el aire, lágrimas con ilusión.
Y fue ese el momento en el que, sin darme cuenta, empecé a pensar en ti.
Poco a poco, las sonrisas crecían casi sin razón, las miradas de complicidad nos hacían querernos un poco más, las peleas nos llevaban a perseguirnos para abrazarnos con las ganas de no soltarnos más.
Todo era genial, todo absolutamente todo, éramos felices, solo eso, felices.
Vivimos de ilusiones, de ilusiones vivimos. La felicidad es un estado pasajero que conlleva a la tristeza.
La vida no se mide por las veces que respiras, si no por los momentos que te dejan sin respiración.